El WP-3D Orion de la Lockheed
Pared interior del ojo de Katrina
Cada vez que anuncian la llegada de un huracán a la región del Caribe mi rutina es la misma: empacar el pasaporte, el cepillo de dientes, la cámara fotográfica y una muda de ropa. No es para salir huyendo de la tormenta. A contrario: es para ir corriendo al Centro de Operaciones Aéreas de los Cazahuracanes en la base aérea de MacDill, en Tampa, Florida.
Por razones que sólo entienden los siquiatras, estoy en una corta lista de espera de periodistas interesados en abordar un avión cuya misión será meterse al ojo del huracán… no una, sino varias veces. Penetrar en lo más profundo de un huracán es algo que no pueden hacer los radares, los satélites, ni los meteorólogos de la tele. Es crucial hacerlo para obtener datos que sólo son obtenibles “in situ” y en persona. Por ejemplo, para arrojar sondas que tomen lecturas a medida que van cayendo. Cosas como la temperatura exacta de la superficie del agua, la velocidad de los ventarrones, y la dirección de la tormenta. Erizado de instrumentos en la barriga, la nariz, las alas y hasta la cola, el avión
Miss Piggy (cuyo mellizo naturalmente se llama
Kermit/la Rana René), mide otras variables como la presión del aire, la humedad, la cantidad de agua y partículas de hielo dentro de las nubes, la radiación emitida por el mar, y las características del dióxido de carbono en la atmósfera, entre otras cosas.
El WP-3D Orion de cuatro turbinas turboprop entonces, se convierte en una especie de termómetro tripulado -la palabra clave siendo
tripulado- para evaluar las características del huracán en distintas etapas de su corta pero letal vida.
Así que me siento a esperar. Creo que debo ser la única persona en el estado de la Florida que reza para que llegue un huracán -a ver si me llaman cuando uno de estos monstruos amenace a la Florida.
“Cuidado con lo que deseas”, me dijo el teniente coronel Mark Nelson, que ha penetrado no menos de 50 tormentas al timón del Orion. “Porque se te puede hacer realidad. He visto personas perfectamente respetables bajarse de aquí y besar el suelo”.