Oda a los murcièlagos
Entonces se lo entreguè a Radge Sánchez, la investigadora con quien vine a descubrir estos animales maravillosos en la estaciòn biològica de La Selva, en Costa Rica. Ella lo pesò, lo midiò y comparò sus caracterìsticas fìsicas con las de un grueso libro de campo para estar segura de lo que estaba viendo. Era un murciélago de esos que ella (y Martina Nagy, su colega alemana que nos acompañaba), no ven todos los dìas. Al principio costò trabajo identificar la especie. Habìa que determinar cuàntos colmillos tenìa. Y tratar de hacerlo, sosteniendo a una cosita tan pequeña, en medio de la noche, con una linterna en la cabeza y esquivando las hormigas “bala” (esas cuya mordedura duele como un disparo), no fue tan fácil. Luego se decidiò que, en vista de lo interesante de la especie, habìa que tomar una minùscula muestra de la membrana del ala, para enviarla a una prueba de ADN.
Los murciélagos son sensacionales. Cuando no estàn dispersando semillas de àrboles y arbustos por todos lados, estàn consumiendo literalmente toneladas de insectos. Sòlo 3 de ellos se alimentan de sangre, y entre esos, sòlo uno toma sangre de mamìferos como el ganado. Todos los vampiros son murciélagos, pero no todos los murciélagos son vampiros. Y todos, todos, se apoyan y trabajan en grupo por un bien común.
Me quedè mirando al pequeñajo entre mis manos. Después de haber sido manipulado y estudiado por nosostros, sus extraterrestres, resolviò cerrar los ojos y entregarse a su suerte. Sus alas de cuero tenìan el grosor de una servilleta de papel, y su estructura me recordò las primeras alas de madera y papel de los inventores del Renacimiento.
Finalmente lo dejè ir y desapareciò con un aleteo invisible y un grito ultrasònico, para seguramente regresar a su tronco hueco a lamerse la piel, limpiàndola de las grasas y olores extraños que mis dedos dejaron en ella.
Mis aventuras con los muercièlagos de Costa Rica continùan en los pròximos dìas, con grabaciones de sus llamados ultrasònicos, y un interesante descubrimiento sobre los murciélagos que acampan en hojas de heliconias.
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