
Al principio, escuchar al biogerontólogo británico Aubrey de Grey hablar de cómo es perfectamente admisible lograr que algún día vivamos 1.000 años con estado de salud perfecto, es como leer un cuento de ciencia ficción. Pero tras repasar los argumentos científicos de cómo sería posible hacerlo, la noción no suena tan descabellada.
Escribí el tema para la portada de julio de
MUY INTERESANTE (http://www.muyinteresante.es/), con el recuento de cómo, según de Grey, alcanzar la vida quasi eterna sería cuestión de alargar los extremos de nuestros cromosomas, limpiar el organismo de células nocivas como las grasas, curar el cáncer, inyectarnos células madre periódicamente, entre otros tratamientos.
La cuestión es, ¿queremos vivir 1.000 años? ¿Nos beneficiaremos enormemente de la sabiduría de quienes viven tanto? ¿podremos hallar aparcamientos vacíos? ¿habrá empleos suficentes? ¿nos aburriremos?
Lo que ya es obvio es que, si llegamos a vivir 1.000 años, vamos a necesitar inventarnos otro planeta dónde inyectar el exceso de población. Entonces ya deberíamos pensar en ir terraformando a Marte.
0 comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]
<< Inicio